lunes, 2 de diciembre de 2013

Libélulas siderúrgicas aletean

Libélulas siderúrgicas aletean
con viento de aspas.
Aves de plumaje plateado que rasgan
el cielo de la ciudad; abajo,
diminutos vástagos de las insignias
belicosas, marchan con el castañeteo
de tambores que incitan
el ritmo de cientos de pies encasquillados.
Trompetas regocijadas devoran
el silencio, asimismo el canto
Himnótico de un altavoz que grita:
-en Re- tiemble en sus centros la tierra.
Invade una inquietud particular las nubes
y la megalítica losa de la acaecida Tenochtitlán:
es una turba, descendente de Malitzin,
y el desbordamiento de pocos mexicanos
al grito.
La única guerra que no se ve y se siente está en el vientre
de un país sin tregua.

José M. Viniegra.
Foto: “L'ora”, MaeC.

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